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Creemos que cada persona es un proceso único, merecedor de espacios de escucha, reflexión y comprensión. Te invitamos a dar el primer paso hacia tu bienestar psicoemocional, descubre el poder de la terapia.
Metodología de trabajo
Desde HumanaMente Psicología seguimos un modelo clásico de intervención psicológica en cuatro fases interconectadas que permiten abordar los problemas psicológicos.
El proceso comienza con una evaluación inicial en la que se recogen aspectos relevantes de la historia de la persona que solicita acompañamiento:
el objetivo es que conseguir entender las necesidades y circunstancias que motivan la demanda terapéutica, así como solventar dudas en relación al enfoque y esquema de trabajo.
En esta fase puede hacerse uso de herramientas psicométricas (test), formularios y entrevistas estructuradas o semiestructuradas.
La duración es variable suele ser entre 1 y 3 sesiones (o más) en función de la claridad de la demanda.
Evaluación inicial
A partir de esta evaluación, el/la terapeuta prepara una devolución de información recabada hasta el momento y formula hipótesis o ideas sobre lo que puede estar ocurriendo de acuerdo a su enfoque terapéutico.
Esbozando una propuesta de intervención.
El objetivo es ofrecer un marco de entendimiento común sobre lo que sostiene el sufrimiento/padecimiento del/a paciente y poder ofrecer un camino de trabajo conjunto, acordando una serie de objetivos terapéuticos.
En esta fase el/la terapeuta explica cómo está entendiendo la demanda terapéutica y propone un camino a seguir.
La duración será variable, entre 1 y 3 sesiones (o más) aproximadamente en función del acuerdo que se cree entre paciente y terapeuta.
Formulación de hipótesis
Una vez esté claro el camino a seguir comienza la fase de tratamiento psicológico, en esta fase se implementan técnicas concretas, adaptadas a la realidad del paciente, encaminadas a la consecución de los objetivos terapéuticos marcados.
La intervención psicológica comienza desde la fase de evaluación, el ejercicio de problematizar el sufrimiento/padecimiento puede llegar a ser reparador en sí mismo y forma parte del proceso.
En esta fase, se ofrece una intervención estratégica, enfocada en el problema.
A modo orientativo el número de sesiones dependerá de la complejidad de los objetivos terapéuticos y el grado de involucramiento del/a paciente.
En esta fase el trabajo conjunto terapeuta-paciente es clave, se generan espacios constantes de escucha e implementación de técnicas, así como ejercicios y tareas para casa.
Durante el tratamiento puede surgir la necesidad de evaluar nuevos aspectos emergentes del proceso y hacer uso de herramientas psicométricas (test) o redefinir y ajustar los objetivos marcados.
Se puede esperar un procesos de aprendizaje y resignificación.
Tratamiento psicológico
Finalmente se comienzan a observar cambios cognitivos, conductuales o emocionales deseados, la situación que demanda la intervención terapéutica se percibe como algo asumible, gestionable e incluso en proceso de superación.
Se consiguen entender los mecanismos que generaban el sufrimiento e implementa técnicas para sobrellevar el problema de forma efectiva.
En función de las características de la intervención y el estado del tratamiento, se programa seguimiento con el objetivo de vislumbrar una alta terapéutica y gestión autónoma de la demanda.
En esta fase es esperable programar sesiones con menor frecuencia, que se prolongan en el tiempo, incluso meses, el objetivo es medir el impacto del trabajo terapéutico en la gestión de la demanda y conseguir que se integren los aprendizajes trabajados durante el tratamiento.